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Queso fresco es un queso fresco blanco, ligeramente salado que aparece en la cocina mexicana y otras cocinas latinoamericanas. Su textura es algo firme y quebradiza, similar a la del queso de granjero. El queso está listo para comer o puede refrigerarse hasta por 2 semanas.
Disuelva el cuajo en el agua.
Vierta la leche en una olla pesada. Caliente lentamente a 90 grados F (32 grados C), revolviendo ocasionalmente. Apague el fuego y agregue suavemente la solución de cuajo.
Tape la olla y déjela reposar en un lugar cálido, a aproximadamente 90 grados F (32 grados C), hasta que la cuajada forme una masa espesa, aproximadamente 40 minutos. Coloque el dedo o la espátula en la cuajada y levántela suavemente para comprobar si está limpia; debe dividirse a lo largo de una línea limpia y no ser demasiado blanda ni lechosa. Deje reposar otros 10 minutos si no está muy firme.
Corte la cuajada en cubos de 1/4 de pulgada con el dedo, un cuchillo o una espátula. Caliente la cuajada y el líquido restante, o suero, a 110 a 115 grados F (43 a 46 grados C), aproximadamente 15 minutos, revolviendo ocasionalmente. Sirva la cuajada en un colador; deseche el suero o guárdelo para otro uso. Mezcle suavemente la sal con la cuajada con los dedos.
Cubra un colador o recipiente de plástico con una gasa; agregue la cuajada y envuelva la parte superior con una gasa. Coloque un peso pesado encima, como un tazón pequeño lleno de pesos para pasteles o un frasco de agua. Presione durante 4 a 6 horas.