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La ricota y la harina de almendras se combinan para darle a este pastel una textura similar a la de un pastel de queso. ¡Pruébalo con otra fruta fresca si quieres!
Precaliente el horno a 350 grados F (175 grados C). Engrase un molde para pastel profundo de 9 pulgadas.
Batir la harina para todo uso, la harina de almendras, el polvo de hornear y la sal en un tazón mediano.
Batir el queso ricotta y la leche en un tazón pequeño hasta que quede suave.
Batir la mantequilla con una batidora eléctrica hasta que esté cremosa. Agrega el azúcar y bate hasta que esté muy suave, aproximadamente 3 minutos. Agrega los extractos de vainilla y almendras; batir hasta que se mezclen. Raspe los lados con una espátula. Agregue los huevos uno a la vez, batiendo bien después de cada adición.
Alterne agregando la mezcla de harina y la mezcla de ricotta a la masa, batiendo brevemente entre adiciones. Raspe los lados del tazón.
Vierta la masa en la fuente para hornear preparada. Alise la parte superior con la espátula. Espolvorea fresas y arándanos por encima. Presione muy suavemente en la masa. Espolvorear azúcar turbinado por encima.
Hornee en el horno precalentado hasta que un palillo insertado en el centro salga limpio, aproximadamente 70 minutos. Cubra con papel aluminio cuando la parte superior comience a dorarse. Enfriar completamente sobre una rejilla antes de rebanar.